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Foto: Edwin Alzate. |
Todos
los domingos a las nueve de la mañana se reúnen un puñado de niñas y niños en
la Casa de la Cultura del municipio de Marinilla. Con cuaderno y lápiz en mano
se acomodan en un pequeño recinto con el deseo de aprender a trovar y, por qué
no, seguir los pasos de los grandes trovadores oriundos de este pueblo. Su
profesor es Edwin Alzate ‘Neruda’, un trovador que, a pesar de los problemas,
sigue luchando para que no desaparezca la escuela de trova en Marinilla y para
que sus alumnos se conviertan en los protagonistas de las próximas generaciones
de trovadores.
León Felipe Duque: Yo lo recuerdo a
usted hace muchos años trovando en Marinilla como ‘El Grillo’, ¿esos fueron sus
inicios en la trova?
Edwin Alzate ‘Neruda’: Sí, yo arranqué a los 12 años llamándome ‘El Grillo’,
porque grillo me rimaba con marinillo, entonces me presentaba: “Buenas tardes
para todos, / a mí me dicen el grillo, / mi nombre es Edwin Alzate / y soy todo
marinillo”. Después de eso tuve un lapso en el que no volví a trovar porque me
dediqué a otras cosas, hasta que un día caminando por el pueblo me encontré con
un letrero de una escuela de trova que decía: “¿Quiere aprender a trovar?”. Me
interesé y desde ese momento me acerqué de nuevo a la trova, gracias la escuela
dirigida por la Asociación de Trovadores Colombianos (Astrocol).
L.F.D.: ¿Con qué se encontró en la escuela?
E.A.N.: Me encontré con grandes trovadores del país y con una
metodología muy valiosa para aprender a improvisar. William Giraldo ‘El Mosco’
fue mi profesor y, gracias a mi experiencia anterior, me fue fácil adquirir los
elementos teóricos que me brindaba la escuela. Ahí pasé al nombre de ‘Neruda’, porque me gusta mucho su poesía y
trato de evocarla.
L.F.D.: ¿No es una responsabilidad muy
grande utilizar el remoquete de Neruda, Premio Nobel de Literatura?
E.A.N.: Neruda es un grande. Pero también la trova trae una nueva
generación, y es una nueva generación de trovadores estudiados e innovadores. No
es lo mismo usted salir a llamarse ‘Tamal’, ‘Morcilla’ o ‘Quesito’, con todo el
respeto para los trovadores que se llaman así, que llamarse ‘Neruda’. Yo estoy
pasando a un plano diferente, más poético e intelectual. Desde el mismo nombre
trato de representar esta nueva generación.
L.F.D.: ¿Siente que ha evolucionado como
trovador?
E.A.N.: Sí, cuando era un trovador empírico tenía un concepto muy
diferente de la trova, hacía versos al aire, sin sentido y sin coherencia. Hoy,
con la parte teórica, entiendo que la construcción de un verso es compleja y trato
de perfeccionar cada vez más mi trova.
L.F.D.: ¿Cuáles son sus referentes?
E.A.N.: Yo valoro mucho a los grandes trovadores que surgieron en
este pueblo, como Germán Carvajal y Saulo García, quienes fueron los íconos de
la trova no solamente en Marinilla, sino también en Antioquia y Colombia. Ellos
son parte de mi inspiración. Pero también crecí viendo trovadores de nuevas
generaciones, como William Giraldo ‘El Mosco’, un trovador fantástico que tiene
una gran capacidad para improvisar y quien además fue mi mentor. Marinilla
siempre ha sido un municipio de grandes trovadores y por eso hay que luchar para
preservar esta tradición.
L.F.D.: A propósito de la preservación
de la trova en Marinilla, usted además de trovador es profesor. ¿Cómo dio ese
paso?
E.A.N.: El municipio de Marinilla, la Casa de la Cultura y Astrocol
decidieron que yo ya había cumplido el proceso de formación y que podía ser
certificado como docente de repentismo y verso improvisado. Para ese momento la
escuela de Astrocol venía disminuyendo su fuerza por falta de presupuesto,
hasta el punto en el que casi desaparece. En ese momento es donde aparezco yo
como profesor y, a pesar de no tener presupuesto, empecé a dar las clases. Después
presenté un proyecto en la Alcaldía y actualmente estamos apoyados por el
municipio y estamos articulando varios proyectos con la Gobernación de
Antioquia.
L.F.D.: ¿Es fácil mantener este tipo de
proyectos a largo plazo?
E.A.N.: Es muy difícil porque el presupuesto cultural de un
municipio como Marinilla es muy reducido y la diversidad cultural es muy
amplia. Así que tenemos que buscar nuestros propios medios de financiación, y
uno de ellos es la Corporación para la Trova y el Arte (Centrarte), una
corporación que prácticamente estaba desaparecida. Nos apoderamos de ella, la
reorganizamos, hicimos una nueva junta, formamos nuevos proyectos y, a través
de esta, estamos tratando de que se costee la escuela de trovadores y que el
día de mañana, si no hay presupuesto municipal, sea Centrarte la encargada de
jalonar la trova como patrimonio de Marinilla.
L.F.D.: En cuanto al proceso de
formación, ¿cuál es la clave para acercar a los niños a la trova?
E.A.N.: Las rimas son atractivas por cómo suenan, son un juego de
palabras. Entonces los mismos niños al escuchar palabras que riman van haciendo
de este juego algo personal y se van enamorando de la trova. Los vamos acercando
por medio de la práctica y le vamos metiendo por los laditos la parte gramatical,
porque si uno les enseña sólo teoría se pueden aburrir fácilmente.
L.F.D.: Dentro del grupo de niños tiene
trovadores con cierta experiencia y otros que apenas llegan al mundo de la
trova, ¿cómo coordina el trabajo con unos y otros?
E.A.N.: Hay unos niños que llevan mucho más tiempo y con ellos
hay que avanzar en el nivel. Entonces los ejercicios que se hacen son un poco
más complejos, por ejemplo, les enseñamos la décima, que para mí es el punto
más alto en cuanto a improvisación. Para esto, el conocimiento de ellos tiene
que ser más avanzado en todos los sentidos, algo que van adquiriendo durante el
proceso. Con los nuevos hay que trabajar lo básico e ir avanzando poco a poco.
L.F.D.: ¿Cómo evitar desde las escuelas
el fenómeno actual de los trovadores parecidos?
E.A.N.: Lo que pasa es que los trovadores antes eran diferentes por
su empirismo, cada uno tenía su propio estilo, su forma de cantar, su forma de
rimar y su forma de hacer versos. Los trovadores de hoy son un poco más
técnicos, se ciñen a unos lineamientos que exigen los festivales nacionales de
la trova y estudian de acuerdo a lo que les están pidiendo. Eso no está tan
mal, dentro de lo que les exigen están dando lo que es. Esto es un proceso y tenemos
lo más importante: los niños están viniendo y tienen las ganas de aprender. Son
niños desde los siete años que están iniciando un largo camino y con el tiempo
se van a ir dando cuenta de lo importante que es diferenciarse de los demás.
L.F.D.: ¿Qué siente al ver a sus alumnos
como protagonistas de los festivales infantiles de trova más importantes?
E.A.N.: Me siento muy satisfecho con los buenos resultados de mis
alumnos. Es como un padre que quiere que a sus hijos les vaya bien y que logren
lo que él no logró. Yo todavía estoy en carrera como trovador y todavía tengo
muchas aspiraciones, pero ¿cómo no estar feliz de que entre mis alumnos tenga un
rey, un virrey o un príncipe nacional infantil? Ahí se ve reflejado el fruto de
todo el trabajo.
L.F.D.: ¿Cuál es su visión a futuro de
esta escuela?
E.A.N.: Yo aspiro a que la escuela dure muchos años. Pero lo
importante es que mis alumnos vuelvan a posicionar a Marinilla como la cuna de los
mejores trovadores del país
L.F.D.: Y en cuanto a su carrera como
trovador, ¿cuáles son sus aspiraciones?
E.A.N.: Yo me preparo para ser rey nacional. Uno siempre tiene en
la mira los festivales más importantes de este país, que son el Festival Nacional
de la Trova Ciudad de Medellín y el Festival Nacional de la Trova de Astrocol. Pero,
aunque uno debe ser ambicioso, tampoco
puede enceguecerse, simplemente hay que trabajar y prepararse para ser grande.
Yo soy trovadora y mi pronombre
ResponderEliminarEs estrellita