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jueves, 20 de marzo de 2014

“Seguramente no volveré a trovar”

Festival Rey de Reyes de la Trova 1995
Pocos trovadores y conocedores de la trova dudan que César Augusto Betancur ‘Pucheros’ es uno de los mejores trovadores de la historia, si no el mejor. La calidad de su repentismo ha sido un referente para las generaciones actuales, que ven en él un genio de la improvisación y un modelo a seguir. Pero su capacidad creativa va más allá de la trova, y es por eso que ha sido libretista de múltiples e importantes programas humorísticos de la radio y la televisión colombiana. Además, ha escrito libretos para shows de humor, para teatro y actualmente lo hace para series y telenovelas del Canal Caracol.
En 2012, después de casi una década de ausencia, volvió a los escenarios de la trova y se coronó como El Gran Trovador, en un bonito reencuentro de grandes improvisadores en El Teatrico. Y, un año después, levantó por quinta vez el título de Rey de Reyes de la Trova, demostrando la vigencia de su repentismo. León Felipe Duque habló con él, como parte de su investigación Del campo a la ciudad: historia de la trova antioqueña en Medellín (1975-2013).
León Felipe Duque: ¿Cuándo comenzó a trovar?
César Augusto Betancur: Yo estudiaba en el Gilberto Alzate Avendaño de Aranjuez y en 1980, mientras cursaba segundo de bachillerato, mi papá organizó un festival de trova en ese colegio. Ahí vi por primera vez trovadores y me pasó lo mismo que a muchos estudiantes: me aficioné mucho, me engomé y empecé a trovar en el salón como por mamar gallo con los compañeros, sin ningún tipo de expectativas. Trovaba bien y comencé a relacionarme con trovadores y a visitar Astrocol. Gracias a eso, participé en festivales regionales y juveniles hasta que se fue volviendo algo serio y me quedé trovando.
L.F.D.: ¿Recuerda esos primeros festivales en los que participó?
C.A.B.: Primero participé en unos festivales infantiles en abril de 1981, me fue muy mal y pensé que no volvería a trovar porque me dio mucho susto. Después, en octubre de ese mismo año, participé en un festival intercolegiado de trova en el Camilo Torres, un colegio de Buenos Aires, me gané ese festival y de ahí en adelante ya empecé a trovar muy bien y me gané muchos más. Yo siempre he dicho que cuando uno va a ser buen trovador al año de empezar ya debe estar trovando bien.
L.F.D.: En los años 80 no había escuelas ni semilleros de trova, ¿cómo era el aprendizaje?
C.A.B.: No había escuelas ni semilleros pero había más festivales y más oportunidades de trovar. Actualmente en Medellín hay muchos festivales en el marco de la Feria de las Flores, pero en esa época eran festivales todo el año, si no era en Medellín, era en Envigado o en Caldas o en Itagüí o en otros pueblos.  Uno podía decir que cada fin de semana estaba en un festival distinto, entonces no había esa formación y esos fogueos que hay ahora pero había los fogueos más importantes: los festivales. Uno se fogueaba era realmente donde tocaba, porque a vos en un semillero de trova te pueden dar algunas bases, pero es muy distinta la teoría que vos recibas sentado en una silla a estar parado en un escenario. Hay gente que puede saber la técnica para hacer una trova buena, pero si se para allá y de pronto el susto no lo deja trovar bien… pues no hace nada. Yo he visto gente que no conoce esas bases pero se paran en un escenario y son unos animales para trovar, lo hacen muy bien.
L.F.D.: ¿Cómo era la trova en esos años 80?
C.A.B.: En ese momento era más bonito el espectáculo en la medida que los trovadores éramos todos muy distintos. Venían trovadores de muchos pueblos, trovadores campesinos, entonces en un festival vos veías viejos, jóvenes, veías universitarios trovando con arrieros, gente que vivía en una vereda trovando con el médico Jorge Mario Correa. Yo, por ejemplo, que estudiaba en el Gilberto Alzate Avendaño, trovando con estudiantes de Eafit. Era un choque cultural muy interesante y eso le daba un sabor más dulce y más folclórico al festival. Hoy en día los trovadores somos buenos pero muy parecidos, porque todos somos de la ciudad y todos manejamos y nos desenvolvemos en la misma temática. Los trovadores de antes aportaban más y los que venían de afuera hacían muy folclórico y muy bonito el festival.
L.F.D.: Usted ganó el Festival Nacional de la Trova de 1984 siendo muy joven, ¿cómo fue esa experiencia?
C.A.B.: Para ese Festival tenía 17 años, llevaba tres años trovando seguido en toda parte y ganándome muchos festivales. Saulo García y yo trovamos ahí por primera vez y los dos éramos los favoritos, los conocedores de la trova y los mismos trovadores decían: “De esos dos pelados no sale el rey”. Entonces, claro, el susto de siempre y no pensaba que fuera a ganar porque en esa época los festivales eran mucho más importantes que ahora. Pero bueno, la verdad es que ya estaba muy fogueado, me fue muy bien y gané el Festival.
L.F.D.: Ser rey nacional le abrió las puertas del Festival Rey de Reyes, ¿en qué año comenzó su participación en este festival?
C.A.B.: El primer Rey de Reyes en el que participé fue en 1986 y me lo gané, así que a los 19 años ya había ganado lo que había que ganar. A partir de ahí, participé muy poco, ya no iba a festivales regionales y casi que sólo participaba en el Rey de Reyes.
L.F.D.: Muchos amantes de la trova tenemos la imagen suya al lado de Germán Carvajal disputando las finales de muchos Rey de Reyes.
C.A.B.: Claro, pero esa era una vaina muy amistosa porque Germán y yo siempre hemos sido muy amigos, toda la vida, desde que empezamos a trovar junto a Saulo. La gente lo veía de afuera como una rivalidad, pero la rivalidad era de ellos, unos tomaban partido a mi favor y otros a favor de Germán. A mí me gustaba ganar, pero cuando ganaba él yo quedaba tranquilo y él pensaba lo mismo, no habían ningún problema.
L.F.D.: ¿Cómo dio el paso de la trova a los libretos?
C.A.B.: Fue gracias a ser rey nacional. Eso me cambió la vida en muchos aspectos porque después de ese Festival del 84 me hice muy amigo de ‘El Ciego’ Duque y de ‘Vargasvil’, que tenían el programa de radio, entonces empecé a trabajar con ellos y aprendí a hacer libretos. Ahí se abrió el camino para llegar a lo que soy ahora, la trova fue como esa puerta de entrada.
L.F.D.: ¿Por qué tantos trovadores migran de la trova a los libretos,  al humor y a otras actividades artísticas?
C.A.B.: Todo parte de que la trova es un invento. Vos para hacer una buena trova tienes que imaginártela, proponerla, darle cierta estructura y crear algo a veces divertido, a veces profundo o a veces crítico, pero crear algo. Ese músculo que vos utilizas para crear algo finalmente es el mismo que utilizas si vas a crear una novela o vas a crear una película o vas a escribir un libro, se trata de creación. Yo no sabía que de la radio iba a pasar a la televisión y, cuando menos pensé, se dio la posibilidad. Después salió una propuesta para escribir teatro y posteriormente una oferta para hacer telenovelas, que es en lo que estoy ahora. Todo se fue dando así, sin pensarlo, pero el germen, la semilla, es la capacidad de inventar.
L.F.D.: Algunas personas afirman que con la salida de trovadores como usted, Germán, Saulo, entre otros, se acabaron los referentes en la trova, ¿qué opina?
C.A.B.: No creo en eso que la gente siempre dice, que "todo tiempo pasado fue mejor”. A mí me parece que ahora hay trovadores muy buenos también, como ‘Lokillo’, y he visto por ahí uno que otro bueno. Ojo, no es fácil encontrar un muy buen trovador, casi no surgen, pero los hay. De pronto los hay mejores que antes, lo que pasa es que la gente se queda con ese cuento de que “lo que me tocó a mí era mejor”. Los trovadores de ahora son diferentes pero también hay muy buenos, además, hay trovadores incluso anteriores a mi generación, como Miguel Ángel Zuluaga, que son trovadores vigentes desde hace 40 años y ahí están. Los que nos hemos ido es por un proceso normal, porque yo tengo 45 años y no puedo seguir haciendo lo que hacía cuando tenía 14. A mí me gusta ver trova pero ya no me gusta tanto hacerla y, de hecho, por eso no volví a participar en los festivales.
L.F.D.: No volvió a participar durante mucho tiempo como trovador pero sí como jurado, especialmente en el Festival Nacional de la Trova Ciudad de Medellín. ¿Usted cree que este Festival le dio un nuevo aire a la trova?
C.A.B.: Definitivamente, ese Festival le ha dado mucha altura a la trova por muchos factores. Primero, porque es un Festival que se hace en el marco de la Feria de las Flores con el patrocinio de la Alcaldía, entonces no tiene el referente del trago y la venta de aguardiente, algo que sí estaba presente en los festivales de antes, y a mí me parece mejor que la gente disfrute de la trova en sano juicio. En ese sentido, es un Festival muy sano y muy limpio. Segundo, porque es un Festival que se transmite por Teleantioquia y Telemedellín, que son prácticamente canales nacionales, y lo pueden ver en todas partes, algo que no pasaba en mi época. Tercero, porque es un Festival que todos los trovadores se han tomado muy en serio. Yo me doy cuenta que estos pelados desde enero se están preparando cada uno a su manera con muchas expectativas de participar, lo cual está muy bien. Eso quiere decir que ese Festival les ha devuelto una mística a los trovadores que es muy importante. Además, es un Festival que ha acercado a gente muy buena y de mucha calidad a la trova, ahí he sido jurado con Fernando Gaitán, con Gustavo Álvarez Gardeazábal, con Camilo Durán Casas (q. e. p. d.), gente muy buena, gente de la cultura y de las artes que, para utilizar una palabra bien paisa, se descrestan mucho con la trova.
L.F.D.: Usted menciona la preparación de los trovadores jóvenes, quienes se han convertido en protagonistas de este Festival en los últimos años. ¿Cree que las modalidades de trova que exige este Festival —como el pie forzado, el agota rima y el ratoneo— limitan a los trovadores de mayor edad?
C.A.B.: No creo que los limite, es cuestión de prepararse y de cogerle el tiro. Sí hay algunos que deben tener más habilidad para manejar las modalidades que otros, pero realmente no creo que a un trovador bueno hacer un pie forzado lo limite, no. A un trovador bueno póngalo a trovar en cualquier modalidad y lo hace bien, a los que limitan debe ser porque realmente son trovadores limitados. Y de eso se trata, no todos van a tener un mismo nivel porque hay unos mejores que otros. Ese Festival también es importante en apoyar ese tipo de cosas y en ser pionero en exigirles más a los trovadores, porque creo que la mera cuartetica de la trova tradicional es muy sencilla y cuando vos la dominas ¿cuál es el reto de ahí en adelante? Me parece bien que cada vez tengan más dificultades, porque estos festivales importantes le deben dificultar la vida a los trovadores, no facilitársela.
L.F.D.: ¿Por qué decidió volver a los escenarios de la trova?, primero en El Gran Trovador de El Teatrico y después en el Rey de Reyes 2013.
C.A.B.: Lo de El Teatrico lo hice por la amistad con Germán. Yo dejé de trovar por diez años pero nunca a mí nadie me ha escuchado decir que no voy a volver a trovar en un festival. Puede que este Rey de Reyes sea el último, o puede que no, pero yo nunca voy a decir que me retiré, porque cualquier circunstancia me puede hacer volver. Lo que pasa es que sí tengo que ser claro y sincero en decir que ya los festivales no me llenan como antes. Hace 20 años esperaba un festival con mucha hambre, pensaba en ganarlo y en mi interior me azuzaba y me preparaba para llegar dispuesto a ganar un festival. Esa era la actitud que yo tenía, ahora no, ya tomo las cosas muy reposadamente y ya no los disfruto tanto, entonces por eso no había vuelto a trova. En el Rey de Reyes quise participar para relajarme y pasar una noche divertida y chévere con unos amigos, pero no con la intención de volver a los festivales definitivamente.
L.F.D.: Y durante esa década de ausencia, ¿trovaba fuera de los escenarios?
C.A.B.: No, me alejé totalmente. En esa década pasaron años enteros en que yo no hice ni una sola trova, y si hacía una tanda de trova era mucho. A veces por ahí en reuniones familiares se pone uno a molestar con los primos, pero se puede decir que en los diez años estuve absolutamente alejado de la trova. Por eso me sorprendió un poco cuando fui a El Gran Trovador en El Teatrico, porque Germán y yo nos preguntábamos: “¿Nosotros cómo estaremos trovando?”. Pero me sentí trovando bien y me dije: “Bueno, pues hagámosle otra vez al Rey de Reyes, ahí como por molestar y ver qué pasa”.  Pero no sé si después vuelva a trovar, seguramente no.

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